Lo que existe no sirve. Hay que derribarlo y volverlo a construir.
La Torre se eleva sobre un fondo oscuro que nos recuerda que aún seguimos en el reino del Diablo, en el reino de la oscuridad.
La Torre es gris y tiene la misma forma que los pilares de sabiduría que aparecían en cartas anteriores; evidentemente, como dice Waite, representa a la mente humana en todos sus aspectos.
Rematada por una corona de oro, que representa tanto la vanidad humana como su grandeza, la torre es alcanzada por un rayo en forma de flecha, que representa a la vez destrucción y conocimiento; la Torre es señalada y elegida por una revelación. Pero esta revelación implica aceptar que todo lo existente hasta ahora ya no sirve, y que hay que cambiarlo; de ahí que el rayo destruya la torre y le prenda fuego, a la vez iluminador y destructor.
La torre, aislada, solitaria en lo alto de su cumbre, representa la soberbia humana que cree poder alcanzarlo todo, como la bíblica torre de Babel en la que se inspira. Una iluminación le supone la destrucción, pero también un nuevo comienzo del que aprender.
Muchas veces esa iluminación viene en forma de depresiones, pesadillas o dudas que asaltan a quien cree tenerlo todo.Y en este sentido podemos interpretar a las dos figuras humanas que caen de la torre, vestidas de rojo y de azul, la energía y la espiritualidad, el consciente y el inconsciente, o , como dice Rachel Pollack, el Mago y la Sacerdotisa. La convulsión que supone descubrir una carencia o vacío interior a menudo sacude tanto nuestro mundo material como el espiritual; de ahí que la torre se asocie con destrucción.
Muchas veces será un problema, una pérdida, la que nos hará sentir que todo nuestro mundo vacila. Pero rara vez será algo irreversible, sobre todo si leemos el aviso correctamente y nos replanteamos nuestra vida. Por eso son dos personas y no una las que caen de la Torre: porque si queremos enmendar la situación, debemos mirar tanto nuestra vida material como la espiritual.
Y no nos faltará ayuda divina; nos lo indican las gotas de fuego que rodean a la pareja, que a la vez poseen la forma de la letra Yod, la primera del nombre de Dios en hebreo, y recuerdan a las lenguas de fuego de Pentecostés. La inspiración divina, que precisamente es la que faltaba a la Torre, centrada en su materialismo, ayudará a los que caen a salvarse.
El mensaje de la Torre es claro; Waite la llama la “Casa de la Falsedad” y nos recuerda las palabras del salmo 126: "si el Señor no construye la casa en vano trabajan los obreros" que significa que si excluimos la espiritualidad de nuestro mundo,(espiritualidad no significa aquí solo religión ,sino amor por los demás, humanidad, capacidad de ir más allá de lo material, riqueza interior, generosidad)nuestra torre podrá ser muy rica y próspera, pero pronto se caerá.,o como mínimo, estará fría y vacía, y llegaremos a aborrecerla y desear que no exista.
Si sabemos derrumbarla y volverla a construir con los cimientos adecuados, esa Torre será un verdadero hogar y no una prisión.
Fuentes:78 Degrees of Wisdom:A book of Tarot,de Rachel Pollack. Editorial Aquarian Press.The Pictorial Key to the Tarot, de Arthur Waite.(Disponible en www.sacred-texts.com)El Simbolismo del Tarot, de PD Ouspensky. Editorial Océano