El suave color azul de esta piedra centra y relaja frente a los cambios y altibajos a los que estamos continuamente expuestos. No es coincidencia que el Larimar haya aparecido justo en una época en que el mundo esta sufriendo importantes transformaciones que por supuesto nos afectan, este mineral tranquiliza y aporta energía positiva.
Tiene también la curiosa característica de incluir en sí mismo la fuerza de los cuatro elementos de la naturaleza: evoca el color del cielo (aire) que equilibra nuestra mente y espíritu. Refleja el brillo del mar (agua) que rige nuestras emociones y sentimientos.
Representa al reino mineral (tierra) que nos hace prosperar y echar raíces, y su origen volcánico es el fuego: la energía, acción y creatividad necesarias para sacar adelante cada día.
El Larimar nos ayuda a afrontar la vida con ilusión y armonía, y para beneficiarnos de sus propiedades, basta llevarlo cerca de la piel, como joya o colgante (te sorprenderá también su elegancia y extrema belleza).
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