El solsticio de invierno es el momento en que el sol alcanza su cenit en el punto más bajo. A partir de ese momento, la duración de los días comienza a alargarse hasta el solsticio de verano que el sol alcanza su cenit en el punto más alto para comenzar los días a acortarse nuevamente.
Es comprensible entonces que para la las culturas agrícolas, el solsticio invernal fuera un importante acontecimiento cósmico. Se registran así ancestrales festejos desde tiempos remotos.
No desaparecieron estos rurales con el advenimiento del urbanismo, sin embargo, estos adquirieron características diferentes. Así, la fecundidad celebrada por los campesinos, en la ciudad se reinterpretó como prosperidad y riqueza.
En la antigua Grecia, el culto a Dionisos, cuyo origen se halla en la fusión de la mitología helena y egipcia, era la divinidad el vino, la vegetación y la fecundidad. Pero también de la muerte, de los mundos subterranos (en tanto se creía que el mundo de los muertos se hallaba debajo de la tierra y controlaba la fertilidad). Se sabe que en el siglo IV a.C., en el calendario de Bitinia el mes consagrado a Dionisos comenzaba el 24 de diciembre.
Dos de las festividades dedicadas a Dionisos se celebraban alrededor del solsticio invernal: las Dionisíacas de los campos y las Leneas. El sentido de estas fiestas tenía que ver con la fecundidad y la proesperidad. EL ciclo dionisíaco, fue asimilado por el cristianismo, por lo tanto la navidad se situó en el solsticio de inverno. Del mismo modo, la Pascua de Resurrección, en primavera, coincide con otras dos celebraciones en las que el carácter era el festejo de la resurrección de la naturaleza.
Cronos (Saturno), fue también una antigua divinidad rural. En efecto fue un dios agricultor y en particular, vinicultor. Los festejos romanos en honor a Saturno duraban aproximadamente una semana. Se realizaban ceremonias religiosas pero también festejos y banquetes. Durante la fiesta, se olvidaban las diferencias sociales, los señores agasajaban a los esclavos y los ricos convidaban a los pobres.
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2 comentarios:
Muy buen post!!
A mi la navidad cada día me apetece menos..
Besitos
Entiendo...
Los niños son los renovadores de las fiestas..mis sobrinitas son esa chispa en Navidad.
Para esa niña interior...que siempre está ahí, ehh Jurema!!
Mil besotes....
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