La mujer celta, a diferencia de sus coetáneas griegas y romanas peleaba en la batalla a la par del hombre, manejando diestramente la lanza y la espada. En las jerarquías sociales célticas (reyes, guerreros, poetas y druidas), las mujeres en igualdad con los hombres podían ejercer cualquiera de estas funciones.
Ellas eran muy aseadas y gustaban de adornarse profusamente. Solían trenzar sos cabellos y se maquillaban con cosméticos realizados a base de hierbas naturales. Se trataba de mujeres esbeltas ya que eran entrenadas para el empleo de las armas y el arte de la guerra desde niñas, cuidaban mucho su peso. Desempeñaban todas sus tareas en un plano de igualdad con el hombre. El mismo Julio Cesar, emperador de Roma, dijo:"Una hembra celta iracunda es una fuerza peligrosa a la que hay que temer, ya que no es raro que luchen a la par de sus hombres, y a veces mejor que ellos"
Vivian O'Connel, escritora irlandesa, dice respecto a la mujer celta en el plano marital: "La mujer era cortejada como un ser superior antes del matrimonio y tenia derecho a elegir, y en el ejercicio de sus privilegios podía desdeñar, mirar con enojo atenciones hasta de reyes y príncipes, eligiendo a quien quisiera. Luego del matrimonio ella no era propiedad de su marido, eran compañeros en una aventura matrimonial. La esposa permanecía como dueña exclusiva de sus propiedades, tampoco las propiedades habidas juntamente o poseídas por ambos podían ser vendidas o cedidas por el marido, sus derechos sobre los bienes comunes eran iguales y para disponer de ellos era necesario el voluntario consentimiento de ambos."
Nada más dulce y fiero a la vez que una mujer celta.
Las mujeres galas eran muy desinhibidas por el contacto que mantenían con los hombres desde su infancia. A pesar de tener muy poco de pudorosas, les gustaba adornarse y cuidar su físico. Hacían lo que seguramente no hacían las más distinguidas señoras romanas y era lavarse dos veces al día. Los cabellos rubios o pelirrojos los llevaban anudados en trenzas y se ponían muchos adornos. Les gustaba acaparar la atención del hombre y en las fiestas aparecían con capas a rayas o cuadros acompañados de bordados de oro y plata. Cuando querían sentirse bonitas se pintaban las uñas de las manos y los pies y daban color a sus mejillas con una hierba especial llamada ruan y oscurecían sus ojos con el jugo de las bayas. Sin embargo, toda esta dulzura y fragilidad desaparecía en el momento en que participaban en la guerra o veían en peligro a su familia. El siguiente comentario nos lo hace Amiano Marcelino: "Un ejército entero de extranjeros sería incapaz de detener a un puñado de galos si éstos pidiesen ayuda a sus mujeres. Las he visto surgir de sus cabañas convertidas en unas furias: hinchado el blanco cuello, rechinando los dientes y esgrimiendo una estaca sobre sus cabezas, prontas a golpear salvajemente, sin olvidarse de las patadas y mordiscos, en unas acciones tan fulminantes que se diría que todo en ellas se ha convertido en una espécie de catapulta. Unas lobas en celo no lucharían tan rabiosamente para proteger a su camada como ellas...
A ver si localizo el nombre de una peli muy buena que vi hace un año, el rey Arturo, Morgana, Ginebra, el Mago Merlín, en tierras de Avalon,,,Y la cuelgo por aquí.
3 comentarios:
Eran mujeres de armas tomar ...
La mujer celta, a diferencia de sus coetáneas griegas y romanas peleaba en la batalla a la par del hombre, manejando diestramente la lanza y la espada. En las jerarquías sociales célticas (reyes, guerreros, poetas y druidas), las mujeres en igualdad con los hombres podían ejercer cualquiera de estas funciones.
Ellas eran muy aseadas y gustaban de adornarse profusamente. Solían trenzar sos cabellos y se maquillaban con cosméticos realizados a base de hierbas naturales. Se trataba de mujeres esbeltas ya que eran entrenadas para el empleo de las armas y el arte de la guerra desde niñas, cuidaban mucho su peso. Desempeñaban todas sus tareas en un plano de igualdad con el hombre. El mismo Julio Cesar, emperador de Roma, dijo:"Una hembra celta iracunda es una fuerza peligrosa a la que hay que temer, ya que no es raro que luchen a la par de sus hombres, y a veces mejor que ellos"
Vivian O'Connel, escritora irlandesa, dice respecto a la mujer celta en el plano marital: "La mujer era cortejada como un ser superior antes del matrimonio y tenia derecho a elegir, y en el ejercicio de sus privilegios podía desdeñar, mirar con enojo atenciones hasta de reyes y príncipes, eligiendo a quien quisiera. Luego del matrimonio ella no era propiedad de su marido, eran compañeros en una aventura matrimonial. La esposa permanecía como dueña exclusiva de sus propiedades, tampoco las propiedades habidas juntamente o poseídas por ambos podían ser vendidas o cedidas por el marido, sus derechos sobre los bienes comunes eran iguales y para disponer de ellos era necesario el voluntario consentimiento de ambos."
tambien vale la pena ver: www.almargen.com.ar/sitio/seccion/cultura/celtas9/index.html
http://personal.telefonica.terra.es/web/fillosdebreoga/mujeres.html
Nada más dulce y fiero a la vez que una mujer celta.
Las mujeres galas eran muy desinhibidas por el contacto que mantenían con los hombres desde su infancia. A pesar de tener muy poco de pudorosas, les gustaba adornarse y cuidar su físico. Hacían lo que seguramente no hacían las más distinguidas señoras romanas y era lavarse dos veces al día. Los cabellos rubios o pelirrojos los llevaban anudados en trenzas y se ponían muchos adornos. Les gustaba acaparar la atención del hombre y en las fiestas aparecían con capas a rayas o cuadros acompañados de bordados de oro y plata.
Cuando querían sentirse bonitas se pintaban las uñas de las manos y los pies y daban color a sus mejillas con una hierba especial llamada ruan y oscurecían sus ojos con el jugo de las bayas. Sin embargo, toda esta dulzura y fragilidad desaparecía en el momento en que participaban en la guerra o veían en peligro a su familia. El siguiente comentario nos lo hace Amiano Marcelino: "Un ejército entero de extranjeros sería incapaz de detener a un puñado de galos si éstos pidiesen ayuda a sus mujeres. Las he visto surgir de sus cabañas convertidas en unas furias: hinchado el blanco cuello, rechinando los dientes y esgrimiendo una estaca sobre sus cabezas, prontas a golpear salvajemente, sin olvidarse de las patadas y mordiscos, en unas acciones tan fulminantes que se diría que todo en ellas se ha convertido en una espécie de catapulta. Unas lobas en celo no lucharían tan rabiosamente para proteger a su camada como ellas...
Admirables!!
Gracias por vuestra aportación...
A ver si localizo el nombre de una peli muy buena que vi hace un año, el rey Arturo, Morgana, Ginebra, el Mago Merlín, en tierras de Avalon,,,Y la cuelgo por aquí.
Besitos
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