Nacer, vivir, los rostros anhelantes, los gestos ávidos de vida. Lo veo en las calles, en el tiempo detenido. Vivir, crecer expuestos al amor. Expuestos al llanto, a la nostalgia, a la risa y al dolor. Dispuestos para cada instante que amamos la vida.
Vivir para amar, un soplo de brisa.La vida. Cualquier forma de vida. En la lucha desigual en un mundo que naufragará si no defendemos cualquier forma de vida natural.
Si no me inquieta un mundo asfaltado, sin vida.
Sabré que andar, sentir, es un sencillo vaivén. Y a ratos, alejarme de mí hará más liviano el peso de mis alforjas.
Sabrás que despertar a ese sencillo vaivén tan sólo es respirar y dejarse llevar. En los ánades migrando, en un manzano o en la grandiosidad de un iceberg.
Nacer, vivir.Destello, extravío.La vida, el tirón de la vida. Lo veo en la gente, en el tiempo presente. Celeste cuerpo, amor de fogón. Expuestos al quebranto, a la perfidia, al goce y al perdón. Dispuestos para cada instante de hambre de vida.
Sabré que andar, sentir, es ir más lento, parar. Y a ratos desprenderse, que al fin pureza del aire colma el pecho y las ansias.
Sabré que despertar a ese sencillo vaivén es lento; es arribar a serenos confines en papeleo de mariposas, hacía un fiordo o en el cobalto azul del huracán.
Letra: Manolo García
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