¿Cómo tomar la vida desde el lado bueno?
La flor del regalo (¿"don"?)
Encuentro con Alejandro Jodorowsky, por Marc de Smedt.
Cada uno tiene una manera personal de enfrentarse a la vida y comprender lo que ocurre dentro y fuera de sí mismo. El testimonio de Jodorowsky sobre su experiencia es todavía más precioso porque sabe ofrecerlo también a los demás.
Alejandro Jodorowsky es tan conocido por sus colecciones de tebeos (Alef Thau, El Inca, el Lama blanco, La Catedral Invisible... ), series que él co-firma con dibujantes tan prestigiosos como Moebius, Boucq, Bess..., como por sus películas, La Montaña Sagrada , EL Topo o El Hacedor del Arco Iris con Peter O' Toole y Omar Shariff. Películas, BD, novelas, son todas obras iniciáticas en las que se intenta transmitir la magia y los misterios de nuestra realidad. ¿Pero sabían qué su investigación se basa en un estudio constante del Tarot de Marsella? Desde hace quince años, cada semana da una charla sobre estas cartas que se llaman "adivinatorias", o más bien una interpretación ( ¿"delirio", exaltación"...?) razonada acerca del juego y sus arquetipos (¿"arcanos"?).
Esta sesión del miércoles es desinteresada ya que, dice, "todos deberíamos una vez a la semana regalar a los demás una parte de nuestro tiempo y nuestros conocimientos." Aprender, enseñar, compartir con otros lo que sabemos, ya seas guitarrista, médico, artesano... o cualquier don que se tenga, darlo a otros. Gratis.
Es una forma de dedicación que crea una especie de milagro, puesto que el regalo desencadena una increíble reacción positiva en los demás. Es como si en un semáforo alguien limpia tu parabrisas a pesar de que tú gesticulas diciéndole que no. Y cuando bajas el cristal echando pestes para darle una moneda, en vez de cogerla él te tiende una rosa. Te quedarás desconcertado (y ¿"radiante"?¿"iluminado"?) durante todo el día".
Teníamos que vernos para unos proyectos de edición y aproveché para plantearle algunas cuestiones sobre su práctica del tarot. He aquí sus respuestas sintetizadas.
"El mundo del tarot exalta el diálogo" El tarot de Marsella está diseñado de tal manera que la respuesta es siempre subjetiva. Es como la prueba de la mancha de Rohrsach: cada uno ve lo que quiere. Y lo que puede.
Hablar del significado de las cartas es como hablar de arenas movedizas- hay infinitas posibilidades. Las cartas son cada vez más positivas si nuestro espíritu crece y cada vez más negativas si se va hacia la autodestrucción. Por otra parte, es interesante ver en una carta hasta qué altura se puede llevar o hasta dónde se podrá hundir en lo ¿"obscuro", "desconocido", "indeterminado"... ? Sobre la historia del tarot solo hay algunas hipótesis, pero no se sabe en realidad absolutamente nada: nadie sabe de dónde viene, quién lo inventó, absolutamente nada. Tuve entre las manos siete mil tarots diferentes y pienso que el de Marsella es el más ¿"depurado", "desnudo","sencillo", "puro"...? , el que más se acerca a los arquetipos (¿"arcanos"?) que muestra.
Pero, ¿qué es un tarot? No es un instrumento para ver el futuro. En mi opinión, es una lengua para desarrollar la intuición.
¿Por qué una lengua? Porque todas las cartas se conectan y forman frases: el tarot es un alfabeto; cada carta es una letra. Lo que resulta interesante es echar las cartas para ver las frases que hacen, lo que dicen: para mí, esta manera de actuar, sin objetivo, sin el propósito de adivinar, representa el más alto grado del tarot. Cojo cuatro o cinco cartas al azar y caigo en éxtasis delante de su fraseado . El tarot es una lengua para ver el presente. Cuando la gente me plantea una pregunta trabajo partiendo de ella, ya que toda pregunta tiene un fundamento ("unas raíces" ). En la pregunta se encuentra la respuesta y la pregunta cuadra el juego de la persona que la hace. Puesto que, para mí, el tarot debe jugarse poéticamente (tirar las tarjetas para leer una frase), no puede más que jugarse entre dos: el mundo del tarot exalta el diálogo. Es un trabajo de dos. Si se tira sólo para para obtener una respuesta, se interpretará esta respuesta por medio de sus propias proyecciones: nuestro consciente elegirá las interpretaciones, nuestra racionalidad volverá dudosas las respuestas que se hacen. Por lo tanto, es necesario ser dos. Pero sobre todo no debemos dirigirnos a un cartomántico: desconfío de las echadoras de cartas, ya que intentan leer el futuro en vez de leer el presente de la persona. Leer las cartas debería siempre ser un juego psicológico completo, un juego de terapia.
Pero atención: el tarot no cura, ayuda simplemente a evolucionar. No hay maestros del tarot: el maestro es el propio tarot. Además, no se debería hacer por dinero: yo, cuando leo el tarot cada semana a veinte o treinta personas, les pido simplemente que me escriban "gracias" en la mano. Realmente pienso que el objetivo de toda iniciación espiritual es aprender a decir gracias . Es necesario prever en la carta tirada cuál es el símbolo más complicado, el más complejo, puesto que nada es gratuito en el tarot de Marsella: fue dibujado por una conciencia suprema, es matemáticamente exacto. Las unidades de medida se corresponden: el bastón del Ermitaño tiene, por ejemplo, la misma longitud que el de la Muerte, que el cetro de la Emperatriz, etc. Ningún detalle se dejó al azar. Creo que si alguien se interesa por el tarot es necesario que vea cada carta detalle a detalle, color por color, forma por forma, comparando unas con otras y memorizándolas: es necesario que el tarot entre completamente en el inconsciente con las particularidades de cada dibujo. Cuando uno quiere aprender una lengua es necesario aprender su gramática. Es, obviamente, muy difícil: yo mismo, después de cuarenta años de práctica del tarot, no he llegado a memorizarlo por completo. Este esfuerzo es el mismo que el de los monjes que memorizaban el Evangelio o el de los religiosos judíos que memorizaban la Torah. ¿Para qué hacerlo? Porque así el libro vuelve a entrar en el inconsciente y eso va a crear analogías, referencias; todo el texto va a ponerse a hablar de otra manera y va a encontrarse vibrando al unísono con él.
El tarot es como una gran orquesta: cuando suena un instrumento, los demás vibran. El tarot se revela como un espejo del espíritu, es como una meditación. Creo que el universo es tan caótico que necesitamos casillas para organizar el mundo: el alfabeto del tarot es una de las casillas posibles 3 . Es la que aplico en mi vida y en mi obra, e intento que los demás saquen provecho de ello..
1. Aux éd. Humanoïdes Associés et Casterman.
2. Dans un dojo darts martiaux, 10 rue de-Volga, 75020 Paris.
3. A lire : Le tarot initiatique, E. Delcamp, éd. Courrier du Livre. Tarots, M. Picard, éd. Albin Michel
Por Marc Smedt