lunes, 10 de marzo de 2008

Ropajes o corazas...


Asumir conscientemente un -ropaje de hombre-es muy distinto a llevar armadura, como la amazona. porque si escogemos conscientemente el disfraz, también nos lo podemos quitar de forma consciente. A veces es necesario vertirse de hombre para salvarnos si queremos salir al mundo y reafirmar los valores femeninos.




Pensando en Rosalind, la protagista de la obra Como gustéis, de Shakespeare. Turvo que disfrazarse para salvase de los malvados designiod del duque, que había expulsado a su padre. Y decidió seguir con ese disfraz para saber si el amor de Orlando era genuino, en lugar de intentar seducirlo aceptando las proyecciones femeninas de su amado. Si una mujer se disfracza de hombre puede ver cómo se comporta con ella como amigo su potencial enamorado. También puede ver cómo reacciona el colectivo anes el trabajo que realiza cuando no existen proyecciones preconceabidas. Como dice Rosalind cuando se prepara para vestirse de hombre:




!Ay de mi!, qué peligroso será para nosotras,


doncellas, viajar hasta tan lejos!


Más provoca la belleza a los ladrones que el oro.


(...)¿no sería mejor,


como soy más alta de lo normal,


que me vistiera como un hombre?


Una vistoa daga sobre el muslo,


una lanza en la mano, y en mi corazón


todos los temores ocultos de una mujer.


Por fuera seremos bravucones y marciales


como tantos otros hombres cobardes


desafiantes con su presencia.



-La Mujer Herida- Linda Schierse

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